El Bugatti Type 41 Royale fue la culminación de una idea, el punto de inflexión para alcanzar el máximo nivel de lujo, sofisticación y altas prestaciones sobre cuatro ruedas. Un coche cuya historia resulta interesante, ya que era tan absurdamente caro y exagerado, que no fue un éxito de ventas. A mediados de la década de los felices años 20, Ettore Bugatti estaba en la cúspide de su carrera: sus coches eran los más deseados tanto dentro como fuera de los circuitos. Era una empresa de éxito y decidió crear el mejor coche de todos los tiempos. Bugatti Type 41 Royale, el mejor en todoEl objetivo de Ettore Bugatti era crear no solo el coche más lujoso de todos los tiempos, mejor que cualquier Rolls-Royce o Hispano-Suiza, sino también que fuese agradable de conducir y tremendamente potente. La firma francesa estaba a la espera de conseguir un contrato con el ejército francés para construir motores de avión de 16 cilindros, pero jamás se materializó. Sin embargo Bugatti pensó que podría usar la mitad del motor, 8 cilindros en línea, para construir unos de los más impresionantes coches de lujo de la historia. 13 litros de cilindrada y 300 CV de potencia a 1.800 revoluciones, capaz de mover algo más de 3 toneladas y con una longitud de seis metros. Una exageración de coche. El coche era muy avanzado tecnológicamente para su época, con un sistema de refrigeración por aceite con 43 litros de capacidad, un embrague multidisco asociado a una transmisión de tres velocidades o una suspensión elíptica para alcanzar el máximo confort y efectividad sobre el asfalto. Era toda una revolución. Contaba con un depósito de combustible de 200 litros, necesario para no quedarse sin gasolina a las primeras de cambio. El coche era opulento, aunque ojo, porque Bugatti solo se encargaba de la parte técnica. Cada Bugatti Type 41 Royale podía ser diferenteEn los años 20, las marcas vendían el chasis, el motor y poco más. Cada comprador debía elegir su carrocero de confianza para diseñar la carrocería y los diferentes detalles del vehículo. El Bugatti Type 41 Royale era un coche extraordinariamente caro. Costaba 100,000 marcos alemanes, más o menos 3 veces más que sus rivales directos de Rolls-Royce y aproximadamente 10 veces más que otros modelos de Bugatti. Era extraordinario por su concepto de lujo extremo y altísimas prestaciones. Un concepto que casi un siglo después volvió a poner sobre la mesa el Bugatti Veyron. El altísimo precio causó que el proyecto fuera muy problemático a la hora de venderlo. El proyecto se presentó en 1926 pero no fue hasta 1932 cuando la empresa pudo colocar el primer ejemplar, al empresario industrial francés Armand Esders. Este eligió una carrocería roadster diseñada por Jean Bugatti y con acabados del hermano escultor de la familia, Rembrandt Bugatti, con su clásico elefante bailando como emblema del coche. Lo más curioso es que afirmó que no lo conduciría de noche, por lo que prescindió de faros delanteros para obtener una silueta lo más estilizada posible (ver foto de portada). Finalmente se fabricaron solo seis ejemplares: el roadster del señor Esders, un cabriole, una limusina Pullman, una limusina con techo practicable y dos coupés: en el Bugatti Type 41 Royale Coupé Napoleon, el pasajero se podía comunicar con su chófer a través de un sistema de comunicaciones eléctrico. El coche fue el mejor de su época y los seis ejemplares fabricados han llegado hasta nuestros días como auténticas joyas: dos de ellos se encuentran en la Ciudad del Automóvil de Mulhouse, en Francia, mientras que otro es propiedad de la propia Bugatti.
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